
Secreto de dragón (Gustavo Roldán)
Nadie sabe de tesoros perdidos como un dragón. Tesoros de esos escondidos en profundas cuevas en la montaña, o enterrados en islas desiertas bajo el árbol que da las flores que lloran. O en el fondo del mar, cubiertos de corales rojos, o en esas profundidades donde los peces son ciegos y el mundo es una absurda negrura.
Nadie sabe de tesoros como un dragón, aunque nunca quedó claro si lo adivina, y efectivamente donde busca está escondido un tesoro, o si el tesoro comienza a existir cuando un dragón dice- » allí hay un tesoro».
Pero eso no le importa a ningún dragón. Lo que le importa es encontrar enormes tesoros de perlas y piedras preciosas de todos los colores, de esas que alumbran en la oscuridad.
Vuela a lo más alto de la montaña, hasta los picos inaccesibles, y penetra bajo los hielos que existen desde siempre y donde se esconden cuevas secretas, o algún lugar más oscuro del mar, y regresa con inmensas cantidades de piedras preciosas que hacen que la noche se ilumine con luces y reflejos de colores.
Entonces desparrama las piedras ante los ojos asombrados de una dragona que se enamora a más no poder en medio de las luces que brillan.
Y juegan. Y se aman. Y bailan el baile de las sombras durante un día y otro día y otro día.
Cuando se cansan de jugar tiran las piedras, una por una, en lo más profundo del río, donde es más poderosa la corriente, para que el río las lleve hasta algún lugar secreto donde vuelvan a convertirse en un tesoro perdido.
Muchos se preguntan por qué tiran las piedras preciosas. Los que se preguntan no entendieron ni van a entender nunca a los dragones. No entendieron que lo divertido es buscar el tesoro.
Tiran las piedras de colores para que otro dragón, alguna vez, vuelva a jugar a encontrar un tesoro. Y después pueda bailar el baile de las sombras.
Sorprender – Libro Borrador para un abecedario del desacato (Vir Cano)
Alquimia del desconcierto, táctica de distracción, o estado del ánimo: tiene la virtud de ligar el afecto al movimiento, el presente al orden de lo incalculable, la potencia de conmoción al no-saber. Sorprender, como una forma de forzar lo inesperado, como una manera de interrumpir la monotonía de lo disponible, y de hacer de la desorientación nuestra aliada. Sorprender con nuestras voces, con nuestras ausencias, con nuestros rostros, y con nuestros destiempos. Sorprender, para escabullirnos por las pendientes de montañas invisibles y para introducir las dosis necesarias de asombro y confusión. Sorprender, porque todavía podemos, y por eso mismo, sorprender-nos, incluso en ocasiones maravillarnos. Sorprender-nos , entonces para alojar lo imprevisible, para captar eso que escapa a los maquínicos algoritmos y a nuestras humanas predicciones, para dar lugar a lo que puede ser de otra manera. Sorprender-nos, porque sin esa tesitura temblorosa del ánimo, no seremos capaces de desconocernos, de desarmarnos, de descentrarnos, de desviarnos.
Narrar – Libro Borrador para un abecedario del desacato (Vir Cano)
Una de las más antiguas artes de lo im-posible, para decirlo con Adrienne Rich; es quizás también uno de los más peligrosos y necesarios ejercicios del desacato: no hay palabra que esté a salvo, ni relato que no arriesgue un mundo. Narrar, para contar nuestras historias, para recordar nuestras experiencias, para archivar nuestras cartografías. Narrar, también para fabular otras maneras de ser-con, para ampliar nuestros horizontes de i/legibilidad, para disputar los regímenes de silenciamiento y las políticas del nombre in-propio a los que somos sometidxs. Narrar porque , como dice Val Flores, “el lenguaje es un estratégico campo de batalla, un sitio de pugnas” al que no podemos ni queremos renunciar. Narrar entonces para no ser borrados, ni silenciadas, ni negades; pero también, para ser malinterpretadxs, incomprendidos, escurridizas, e incluso invisibles. Narrar, no como quienes creen haber encontrado la verdad, sino como quienes disputan los saberes instituidos y ponen a rodar sus conocimientos insurrectos. Narrar, una y otra vez, en variopintos estilos, para incomodar la lengua del presente y para socavar las políticas genocidas del “buen decir”. Narrar, con suerte, para regar los brotes de sentidos en los que cobijar nuestras existencias, para darle lugar a nuestros contratiempos, para inscribir los fugaces tartamudeos de otros mundos.
Un día querrán volar
los pájaros que en mi
habitan…
Y los dejaré ir.
Tomaré,entonces,
mi libro preferido
y soltaré al viento
las palabras.
Encenderé la radio
para escuchar
las voces amadas,
y mansamente
me quedaré dormida.
Será un atardecer de primavera.
Nadie vendrá
por mi.
———————————–
Ruego
Por favor,
No me mueras ahora,
Qué la tarde anda
Cayéndose de soles.
Como si nada.
—————————-
Mi raza es esto:
Sus manos,calor
de tierra
sembrada
Y su piel
de ciruela
a punto.
Palabra!
——————————-
Mis duendes
han salido
a buscarte.
Volverán
de madrugada,
desvelados,
con el último guiño
de la luna.
———————————-
Alameda
Había caminado sólo unos pasos. Se detuvo, me miró con sus ojos por siempre felices y dijo: «chau, te extrañaré hasta que pueda olvidarte…» Después emprendió su loca carrera por la vereda como para atrapar el viento. Nos quedamos en silencio. Nadie vio que una llovizna azul me mojaba los ojos.
——————————————
Ya no tengo memoria del beso.
La noche lo llevó
con un suspiro
y se perdió entre
la gente.
Pordiosera, la lluvia
desnuda el alma…
Las sombras
de la noche
me acercan
una extraña canción
de despedida.
3 poemas de Tomás Litta (Libro Fruto Rojo)
Redoblaste la apuesta
pusiste jazz para coger
este sexo es pasion, cuidado
estamos alerta
sexo intenso
sexo lento
sexo con medias
dos cuerpos volátiles
fuego carne
caminos
tus dientes
son filosos
es abril, todavía hace calor y amanece temprano
tenés un radar de lunares
hay dolor pero va lento, cuidadoso
no hay mas dolor
esto es jazz sexo con vos casi 7 a.m
una recorrida de senderos conocidos
pieles fuertes suaves húmedas
maravilla de madrugada
todo esto está sucediendo
todo esto está sucediendo
todo esto sucede
incluso después
de que el jazz se haga silencio
————————————-
Ahora:
dos de la mañana
cuatro grados
este otoño es fatal.
Ayer tenía tus pies enredados
con los míos y hoy
tengo que conformarme
con una mantita cuadrada
que alguien robo
de alguna aerolínea.
————————————————
Vamos en un tren
de Tigre a Retiro
medio lleno
vos miras por la ventana
un paisaje oscuro
atravesamos barrios sin luz
mientras yo
mastico chicles, leo poemas
esperando sentir algo
una mirada
un hombro con hombro
pero no
vos estás concentrado en el afuera
y cualquier que se subiera
pensaría
que no nos conocemos
que vos miras el paisaje
y yo soy otra persona
indiferente a vos
desconocida a vos
que va masticando chicles
y leyendo poemas
en un tren de tigre a retiro
con las botas embarradas
atravesando barrios sin luz
corazones con apagones.