
Rompecabezas de Dragón
Un dragón ama los rompecabezas. Inventa los más difíciles y después trata de armarlos. Durante muchísimo tiempo va poniendo cuidadosamente las piezas en su lugar. Pero nunca lo consigue.
Armar un rompecabezas significa terminar con el encanto del juego. Entonces lo mejor es equivocarse, poner una pieza donde no corresponde y seguir jugando, seguro de no ganar.
Por eso un dragón está siempre contento cuando trata de armar un rompecabezas.
LA (Susy Shock, Crianzas. 2017)
Y una vez más, después de tanto y tanto conocernos, vengo de vuelta con el diccionario para aclarar algunas cositas. Que esto no es el diccionario de ninguna real academia, no, no, no. Este, en todo caso, es el diccionario del lumpen vivir. ¿Y qué es eso? Sencillo. Que vamos escribiendo con nuestros cuerpos, en la calle, lo que vamos siendo. Y eso que somos, que tanto gozo, pero tanto dolor nos cuesta y nos ha costado, tiene las palabras que hemos inventado y de las que nos hemos re-apropiado para llamarnos.
De ‘La novia de Sandro’ (Camila Sosa Villada)
Soy una negra de mierda, una ordinaria, una orillera, una cuchillera, el mundo me queda grande, el tiempo me queda grande, las sedas me quedan grandes, el respeto me queda enorme, soy negra como el carbón, como el barro, como el pantano, soy negra de alma, de corazón, de pensamiento, de nacimiento y destino. Soy una atorranta, una desclasada, una sin tierra, una sombra de lo que pude ser. Soy miserable, marginal, desubicada, nunca sé cómo sonreír, cómo pararme, cómo aparentar, soy un hueco sin fondo donde desaparece la esperanza y la poesía, soy un paso al borde del precipicio y el espíritu me pende de un hilo. Cuando llego a un lugar todos se retiran, y como buena negra que soy, me arrimo al fuego y relumbro, con un fulgor inusitado, como una trampa, como si el mismo mal se depositara en mis destellos.
Cartas de amor de una travesti a un rufián (Claudia Rodriguez)
Rusi! Gracias por las cosas porque me van a servir harto. Tengo pa tres meses estar metía aquí. Es que no teniai pa que venir, imagínate que van a decir. Yo se que nada gueno, pero tu sabí que las cosas son como son. Anda a dejarle flores a tu mamá por lo menos y no llorí Rusio gueón que tres meses pasan volando. Cuando salga libre quiero dejar el puterio, alomejor me corto el pelo y así te olvidai de mi. Alomejor me voi al campo a recoger flores. No volvai a venir gueón que no me gusta ver que llorai por culpa mia. Chaito no más con vo- Recibo todas las semanas tus mandados que me sirven harto y te lo agradezco Rusio. La cagaste pa ser buena gente con una. Mi mamá te lo agradece tanto. ¡Ya me falta menos! no sabi na como tengo el pelo de largo, como que me han hecho bien estas vacaciones porque se me ha puesto brilloso. Alomejor cuando me veai me vai a desconocer. Cuando te escribo estos papelitos se me olvida que estoy aquí. Cuando salga quiero viajar con mi mamá pal sur, asó como pa comer pan amasado. sí, y si querí podí venir con nosotras. ¡Rusio! Flores pa tu mamá ¡porsiaca! Cuídate de ese resfrío y no llorí gueón que me da pena. ¿Cómo está la “Esta”? – ¡Rusio! ¿Algún día voy a salir de aquí?
——————————–
No hay nada mas desagradable que la vida, apesta como el pole. A la esta le pega su pareja y a mi me maltrata la amistad. La amistad es una voluntaria confrontación. La Delirio me grita en la calle: eeeellla la poeta… ¿Qué pretensiosa soy, cuando deci que escribí poesía? Nada de lo que me lees, rima ¡¡Maraca!! Escribir es otra cosa, no lo que decí que hací. La escritura primero que nada ¡¡weona!! es de cosas bellas, no porquerías. La escritura no pueden ser las mismas conversaciones que todos los días, ni mis problemas.
Si es este me pega, eso, no puede ser literatura. Siempre he vivido con personas que me han pegao, mi mamá, mis hermanos, mis primos, en el colegio, en la calle, los hombres, otras travestis, la policía, por mala, por maltrecha, por no quedarme calla, por contestar rabiosa. Cecheta y puñetazos. En la cara, en las costillas y los testículos. Si me arrodillaron a guaracazos a nadie nunca le importó. ¡¡Maraca!! Las cortadas que tengo no debieran ser ni una palabra que recordar, sino, todo lo contrario, pura vergüenza y fracaso. La poesía, como deci vo, no e ni amarga, ni venenosa.
Yo, monstruo mío (Sushy Shock)
Yo, pobre mortal,
equidistante de todo
yo, DNI 20.598.061,
yo, primer hijo de la madre que después fui,
yo, vieja alumna
de esta escuela de los suplicios,
amazona de mi deseo,
yo, perra en celo de mi sueño rojo.
Yo, reinvindico mi derecho a ser un monstruo,
ni varón ni mujer,
ni XXY ni H2O.
Yo, monstruo de mi deseo,
carne de cada una de mis pinceladas,
lienzo azul de mi cuerpo,
pintora de mi andar,
no quiero más títulos que cargar,
no quiero más cargos ni casilleros adonde encajar,
ni el nombre justo que me reserve ninguna ciencia.
Yo, mariposa ajena a la modernidad,
a la posmodernidad,
a la normalidad,
oblicua,
bizca,
silvestre,
artesanal,
poeta de la barbarie.
Con el humus de mi cantar,
con el arco iris de mi cantar,
con mi aleteo
reivindico mi derecho a ser un monstruo
y que otros sean lo Normal.
El Vaticano Normal.
El Credo en dios y la virgísima Normal.
Los pastores y los rebaños de lo Normal.
El Honorable Congreso de las leyes de lo Normal.
El viejo Larrouse de lo Normal.
Yo sólo llevo las prendas de mis cerillas,
el rostro de mi mirar,
el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar.
Y tendré una teta obscena de la luna más perra en mi cintura
y el pene erecto de las guarritas alondras.
Y 7 lunares,
77 lunares,
qué digo,
777 lunares de mi endiablada señal de crear.
Mi bella monstruosidad,
mi ejercicio de inventora,
de ramera de las torcazas.
Mi ser yo entre tanto parecido,
entre tanto domesticado,
entre tanto metido de los pelos en algo.
Otro nuevo título que cargar:
¿Baño de damas? ¿O de caballeros?
O nuevos rincones para inventar.
Yo, trans…pirada,
mojada, nauseabunda,
germen de la aurora encantada,
la que no pide más permiso
y está rabiosa de luces mayas,
luces épicas,
luces parias,
Menstruales, Marlenes, Sacayanas, bizarras.
Sin biblias,
sin tablas,
sin geografías,
sin nada.
Sólo mi derecho vital a ser un monstruo
o como me llame
o como me salga,
como me puedan el deseo y las fuckin’ ganas.
Mi derecho a explorarme,
a reinventarme,
a hacer de mi mutar mi noble ejercicio.
A veranearme, otoñarme, invernarme:
las hormonas,
las ideas,
las cachas,
y toda el alma.
Ámen.
Los mil nombres de María Camaleón (Pedro Lemebel, Loco Afán- 1996)
Como nubes nacaradas de gestos, desprecios y sonrojos, el zoológico gay pareciera fugarse continuamente de la identidad. No tener un solo nombre ni una geografía precisa donde enmarcar su deseo, su pasión, su clandestina errancia por el calendario callejero donde se encuentran casualmente; donde saludan siempre inventando chapas y sobrenombres que relatan pequeñas crueldades, caricaturas zoomorfas y chistosas ocurrencias. Una colección de apodos que ocultan el rostro bautismal; esa marca indeleble del padre que lo sacramentó con su macha descendencia, con ese Luis junior de por vida. Sin preguntar, sin entender, sin saber si ese Alberto, Arturo o Pedro le quedaría bien al hijo mariposón que debe cargar con esa próstata de nombre hasta la tumba. Por eso odia tanto ese tatuaje paterno, ese llamado, ese Luchito, ese Hernancito chico y minusválido que a los homosexuales sólo les sirve para el desprecio y la burla.
Así, el asunto de los nombres no se arregla solamente con el femenino de Carlos; existe una gran alegoría barroca que empluma, enfiesta, traviste, disfraza, teatraliza o castiga la identidad a través del sobrenombre. Toda una narrativa popular del loquerío que elige seudónimos en el firmamento estelar del cine. Las amadas heroínas, las idolatradas divas, las púberes doncellas, pero también las malvadas madrastras y las lagartas hechiceras. Nombres adjetivos y sustantivos que se rebautizan continuamente de acuerdo al estado de ánimo, la apariencia, la simpatía, la bronca o el aburrimiento del clan sodomita siempre dispuesto a reprogramar la fiesta, a especular con la semiótica del nombre hasta el cansancio.
De esto nadie escapa, menos las hermanas sidadas que también se catalogan en un listado paralelo que requiere triple inventiva para mantener el antídoto del humor, el eterno buen ánimo, la talla sobre la marcha que no permite al virus opacar su siempre viva sonrisa. De esta forma, el fichaje del nombre no alcanza a tatuar el rostro moribundo, porque existen mil nombres para escamotear la piedad de la ficha clínica. Existen mil formas de hacer reír a la amiga cero positiva expuesta a la baja de defensas si cae en depresión. Existen mil ocurrencias para conseguir que se ría de sí misma, que se burle de su drama. Empezando por el nombre.
La poética del sobrenombre gay generalmente excede la identificación, desfigura el nombre, desborda los rasgos anotados en el registro civil. No abarca una sola forma de ser, más bien simula un parecer que incluye momentáneamente a muchos, a cientos que pasan alguna vez por el mismo apodo.
Quizás el listado de chapas que se usan para renombrarse incluya un denso humor, un ácido acercamiento a esos «detalles y anomalías» que el cuerpo debe sobrellevar resignado. A veces cojeras, hemiplejías o «sutiles fallas» que tanto cuesta disimular, que tanto molestan y avergüenzan como agregados de la falla mayor. En este caso el apodo alivia el peso, subrayando de luminaria un defecto que más duele al tratar de esconderse. El apodo hace de ese lunar con pelos una duna de felpa. De esa jodida joroba, un Sahara de odalisca. De esos ojos miopes, un sueño de geisha. De ese enanismo petiso, un Liliput mini y recatado. De esa nariz de hacha, un ventisquero de alientos. De esa obesa calamidad, una nube blanca y rosada a lo Rubens. De esa calva simulada por la partidura casi en la oreja, un brillo de cráneo para la buena suerte. De esas elefánticas orejas, un par de abanicos flamencos. De esa boca de buzón, un beso empapado de tormenta. En fin, para todo existe una metáfora que ridiculiza embelleciendo la falla, la hace propia, única. Así la sobreexposición de esa negrura que se grita y llama y se nombra incansable, ese apodo que al comienzo duele, pero después hace reír hasta a la afectada, a la larga se mimetiza con el verdadero nombre en un rebautismo de gueto. Una reconversión que hace de la caricatura una relación de afecto.
Hay muchas y variadas formas de nombrarse; está el típico femenino del nombre que agrega una «a» en la cola de Mario y resulta «Simplemente Maria». También esos familiares cercanos por su complicidad materna; las mamitas, las tías, las madrinas, las primas, las nonas, las hermanas, etc. Además de otros personajes semicampestres, algo inocentes, que se extraen del folclor como las Carmelas, las Chelas, las Rosas, las Maigas, etc. Para las más sofisticadas se usa el remember hollywoodense de la Garbo, la Dietrich, la Monroe, la West. Pero para Latinoamérica hay nombres de vírgenes consagradas por la memoria del celuloide más cercanas: la Sara Montiel, la María Félix, la Lola Flores, la Carmen Miranda. Nadie sabe por qué las locas aman tanto a estas señoras doñas tan lejanas en el tiempo, y a veces casi extraviadas por el sepia de sus fotos. Nadie lo sabe, pero esos nombres se han homosexualizado a través de los miles de travestis que hacen su copia. A través de la mímesis de sus gestos y miradas matadoras. Toda marica tiene dentro una Félix, como una Montiel, y la saca por supuesto, cuando se encienden los focos, cuando la luna se descuera entre las nubes.
El listado se alarga a medida que la moda impone estrellas con algo del gusto y el affaire coliza, a medida que se hace más útil un stock de nombres para camuflar la rotulación paterna, a medida que se requiere más humor para sobrellevar la carga sidosa. Aquí van algunos, sólo y exclusivamente de muestra, rescatados de las densas aguas de la cultura mariposa.
La Desesperada La primero de mayo La Cuando No La Cuando Nunca La Siempre en Domingo La María Silicona La Cortavientos La Puente Cortado La Maricombo La Maripepa La Faraona La Lola Flores La Sara Montiel La Carmen Sevilla La Carmen Miranda La María Félix La Fabiola de Luján La Loca de la Cartera La Loca del Pino La Loca del Piano La Loca del Moño La Cola del Rincón La Multiuso La Palanca La Moderna La Freno de Mano La Patas Negras La Patas Verdes La Yuyito La Pata Pelá La Pelá La Pituca La Putifrunci La Frunci La Chumilou La Trolebús La Claudia Escándalo La Ilusión Marina La Lola Puñales La Yo No La Compra Almas La Pide Fiado La No Se Fía La Perestroika La Poto Aguja La Siete Potos La Poto de Palo La Poto Ronco La Abeja Maya La Wendy La Ahí Va La Ahí Viene La Esperanza Rosa La Bim Bam Bum La Cola del Barrio La Inca Cola | La Coca Cola La Pinche La Lola La Rose La Denise La Susi La Pupi La Mimi La Bambi La Teté La Totó La Nené La Lulú La Tacones Lejanos La Saca Corchos La Chupadora Oficial La Chupa Millonaria La Licuadora La Multimatic La Fácil de Amar La Krugger La Burger Inn La Prosit La Ninja La Karate Kid La Si me Llaman Voy La Doctora La Diente de Leche La Poto Asesino La Llave de Cachete La María Misterio La María Sombra La María Riesgo La María Acetaté La María Sarcoma La Mosca Sida La Frun-Sida La María Lui-Sida La LúsidaLa Bien Paga La Nomeolvides La Ven-Seremos La Zoila-Sida La Zoila Kaposí La Sida Frappé La Sida On The Rock La Sui-Sida La Insecti-Sida La Depre-Sida La Ven-Sida |